Probablemente, antes de la llegada de los
españoles, el área de ubicación de los chortís era mucho más extensa, pues los
nombres chortís para designar lugares aún se emplean fuera de los límites de la
actual región, a considerable distancia. Así, el antiguo territorio chortí era
la frontera sudeste del Viejo Imperio. Ocupaban el ángulo suroeste del actual
territorio de Honduras y, probablemente, se extendían hacia el este de la
actual ciudad de Copán. Estaban establecidos en los flancos orientales del
sistema montañoso de El Merendón y se internaban, probablemente, hasta el valle
de Sensenti, en el actual departamento de Ocotepeque. Hacia el occidente en
Guatemala, llegaban hasta la cuenca del Motagua y, hacia el sur, en El
Salvador, hasta el pequeño recodo del Lempa superior; al norte, colindaban con
los choles, a los que estaban estrechamente vinculados y, al oriente, con los
lencas.
Los científicos comparten la idea de que los
chortís son de la familia mayense y de la rama lingüística chol. Cultural y
lingüísticamente, los chortís están emparentados con los chontales de Tabasco y
con los choles de Chiapas (México). Los choles y los chortís ya se habían
separado antes de la conquista española; los primeros se dirigieron hacia el
noroeste y los segundos permanecieron en la región original.
La época colonial y sus efectos entre los
chortís: En Honduras, los chortís se ubican
principalmente en el departamento de Copán; la lengua la han perdido y han
adoptado la lengua española.
1.
Delimitación
poblacional
Geográficamente, los chortís se encuentran
ubicados en la sección central del oriente de Guatemala, principalmente en el
departamento de Chiquimula y, en territorio hondureño, en el departamento de
Copán.
Los campesinos de tradición chortí, en
Honduras, se encuentran localizados en las aldeas de El Encantadito, Cedral, El
Jardín, Potrerillos, La Unión, El Porvenir, Buenos Aires, Llanitillos, Salitre,
Hacienda Grande, El Carrizal, El Calvario, El Quebracho, El Carrizalito, El
Tigre, El Cordoncillo, El Corralito, El Ostumán, La Laguna El
Chilar, Agua Zarca, San Antonio, San Francisco y Minas de Piedra. Todas estas
aldeas pertenecen al departamento de Copán.
Según datos extraoficiales la población
chortí de Guatemala, donde se ubica el centro cultural de este grupo, se estima
actualmente en unos 55,000 chortís.
2. Situación de la vivienda
Las viviendas chortís son de una sola pieza y
están construidas de bahareque y techo de manaca, con puertas y ventanas hechas
de madera rústica y pisos de tierra. Hay viviendas que tienen una pieza
auxiliar que se utiliza como cocina. Cada casa alberga a aproximadamente 10
personas, entre padre, madre, hijos, yerno, etc., dando lugar al hacinamiento y
la promiscuidad. Algunas casas poseen pequeños solares y están conectados por
veredas. Por lo general, la vivienda principal de la familia tiene dos o tres
casa-dormitorios, varios trojes (para almacenar maíz, legumbres y aperos
agrícolas), una cocina, un excusado (como ellos denominan a las letrinas), un
trapiche con su correspondiente equipo, una casa altar. En los dormitorios se
hallan las camas y los horcones de madera en los que se guardan los enseres
personales; los artículos manufacturados también los guardan en la habitación,
en espera de ser vendidos. Cerca de las puertas están las hamacas. Cuando no se
trabaja en las milpas, los varones descansan en los dormitorios o en los
patios.
2.
Situación
socio-económica y productiva
La producción agrícola es de carácter
tradicional y a nivel de subsistencia. Disponen de una cantidad mínima de
tierra que, por lo general, se reduce a la huerta de la casa. La agricultura de
subsistencia y la poca tierra que poseen no les permite generar un excedente
para mejorar sus condiciones de vida. Hay muchos campesinos con tradición que
arriendan tierra para cultivar en lugares alejados de sus comunidades. Toda la
familia se involucra en el trabajo agrícola: limpia el terreno, siembra,
mantiene los campos y recoge las cosechas. Entre los que disponen de alguna
cantidad de tierra, el parentesco es el que determina los mecanismos de sus
distribución y aprovechamiento.
En determinadas épocas del año, en los meses de marzo, abril y mayo, los campesinos con tradición chortí necesitan importar alimentos, ya que su área de cultivo es reducida y su producción insuficiente. Muchas de la parcelas destinadas a cultivos de subsistencia se han convertido en cafetales, lo que ha provocado que compren sus alimentos. En Agua Caliente, Las Delicias, El Chispal, El Porvenir y El Triunfo, departamento de Copán, los pobladores se dedican al cultivo del café.
A pesar de las diferencias topográficas, de clima y precipitación pluvial existentes entre las tierras bajas y las altas, y diferencias en recursos naturales disponibles, el modo de vida económica no difiere mucho de la de los campesinos ladinos. Las plantas alimenticias e industriales más importantes se producen en ambas zonas y la mayoría de ellas pertenece a una variedad susceptible a desarrollarse bien en cualquier altitud. Sin embargo, algunas variedades de maíz y frijol sólo pueden ser cultivadas a cierta altitud y en determinada época del año. Los cultivos menos importantes están divididos en relación con la altitud y son distribuidos de las tierras altas a las bajas y viceversa, por medio de los mercados. Las actividades manufactureras importantes son practicadas, en cierto grado. Los que trabajan algún tipo de manufactura están asentados en áreas donde se localiza la materia prima utilizada en sus productos.
En determinadas épocas del año, en los meses de marzo, abril y mayo, los campesinos con tradición chortí necesitan importar alimentos, ya que su área de cultivo es reducida y su producción insuficiente. Muchas de la parcelas destinadas a cultivos de subsistencia se han convertido en cafetales, lo que ha provocado que compren sus alimentos. En Agua Caliente, Las Delicias, El Chispal, El Porvenir y El Triunfo, departamento de Copán, los pobladores se dedican al cultivo del café.
A pesar de las diferencias topográficas, de clima y precipitación pluvial existentes entre las tierras bajas y las altas, y diferencias en recursos naturales disponibles, el modo de vida económica no difiere mucho de la de los campesinos ladinos. Las plantas alimenticias e industriales más importantes se producen en ambas zonas y la mayoría de ellas pertenece a una variedad susceptible a desarrollarse bien en cualquier altitud. Sin embargo, algunas variedades de maíz y frijol sólo pueden ser cultivadas a cierta altitud y en determinada época del año. Los cultivos menos importantes están divididos en relación con la altitud y son distribuidos de las tierras altas a las bajas y viceversa, por medio de los mercados. Las actividades manufactureras importantes son practicadas, en cierto grado. Los que trabajan algún tipo de manufactura están asentados en áreas donde se localiza la materia prima utilizada en sus productos.
Los campesinos chortís de Honduras no hacen
viajes prolongados a lugares distantes y raras veces salen de su área. Los domingos,
generalmente, viajan a la cabecera de su municipio, situada a una distancia de
entre tres y veinte kilómetros. En otros tiempos, los viajes dentro del área se
facilitaban por la costumbre de proporcionar cama y comida a los viajeros. El
anfitrión no esperaba retribución monetaria, sino reciprocidad en el momento
oportuno que lo necesitara cualquier familiar. Por lo general, la familia
entera concurre los domingos a los mercados; los varones llevan las cargas
pesadas que se transportan para la venta y las mujeres los artículos livianos y
a los niños. Los principales mercados son los de Copán y Santa Rosa de Copán.
El movimiento comercial de los mercados principia un poco después del alba y
termina alrededor de la una de la tarde. La diversidad de productos que se
ofrecen a la venta es variada.
En ninguna de las comunidades se ha
desarrollado la iniciativa empresarial; lo único que se encuentra son pequeñas
pulperías (atendidas por sus propietarios). El trabajo con que cuentan estas
comunidades es de tipo temporal en los cortes de café y, como jornaleros, en
las propiedades de los terratenientes.
4. Organización social y política
La estructura familiar es la base de todas
las relaciones sociales. El grupo familiar puede ser del tipo de unidad
doméstica simple o del de unidades domésticas múltiples. El primero lo
constituyen un varón, su esposa y los hijos; poseen su propia casa y cultivan
independientemente sus tierras. El segundo consta de cierto número de unidades
domésticas emparentadas y mutuamente dependientes y sus miembros viven juntos o
en la misma vecindad, constituyendo un grupo de cooperación para llevar
adelante todas las actividades económicas, sociales y religiosas importantes.
Entre los campesinos chortís no existe ningún tipo de organización, a no ser las de carácter tradicional; es decir, patronatos, las religiosas principalmente católicas y una que otra organización de carácter comunal. Pese a que este grupo (en Honduras) ha perdido muchas de sus tradiciones ancestrales y se encuentra en la etapa de integrarse a la vida totalmente campesina, muchas de sus actividades socio-políticas y culturales están regidas por una fuerte tradición: a la muerte del jefe de familia, su esposa se convierte teóricamente en jefe. Lo mismo sucede entre los campesinos de tradición lenca. No obstante, en la práctica, los asuntos de la familia quedan bajo el control de los hijos y yernos. A la muerte de ella, se rompe el último eslabón que mantenía unido el grupo familiar y éste deja de existir. La propiedad del grupo de distribuye en partes iguales entre todas las unidades constitutivas y cada uno de los jefes de éstas se convierte en jefe de un nuevo grupo familiar. El tipo de unidades domésticas múltiples parece ser el más común, pero está cediendo terreno rápidamente al de unidad doméstica simple, porque muchos jóvenes prefieren alejarse de su familia inmediatamente después de casarse para instalarse como unidad doméstica independiente.
El campesino con tradición chortí está estrechamente unido a su familia, a la tierra y a la vecindad en que ha vivido siempre. Se considera parte inseparable de su grupo familiar y habla orgullosamente del excelente maíz que producen, de la hospitalidad que brindan a sus amigos y extraños, del hecho de que ninguno de sus miembros sea perezoso o que haya falta de voluntad para sembrar la milpa, de su vecindad, del clima y del suelo. Su principal adhesión es la que siente hacia su familia.
Entre los campesinos chortís no existe ningún tipo de organización, a no ser las de carácter tradicional; es decir, patronatos, las religiosas principalmente católicas y una que otra organización de carácter comunal. Pese a que este grupo (en Honduras) ha perdido muchas de sus tradiciones ancestrales y se encuentra en la etapa de integrarse a la vida totalmente campesina, muchas de sus actividades socio-políticas y culturales están regidas por una fuerte tradición: a la muerte del jefe de familia, su esposa se convierte teóricamente en jefe. Lo mismo sucede entre los campesinos de tradición lenca. No obstante, en la práctica, los asuntos de la familia quedan bajo el control de los hijos y yernos. A la muerte de ella, se rompe el último eslabón que mantenía unido el grupo familiar y éste deja de existir. La propiedad del grupo de distribuye en partes iguales entre todas las unidades constitutivas y cada uno de los jefes de éstas se convierte en jefe de un nuevo grupo familiar. El tipo de unidades domésticas múltiples parece ser el más común, pero está cediendo terreno rápidamente al de unidad doméstica simple, porque muchos jóvenes prefieren alejarse de su familia inmediatamente después de casarse para instalarse como unidad doméstica independiente.
El campesino con tradición chortí está estrechamente unido a su familia, a la tierra y a la vecindad en que ha vivido siempre. Se considera parte inseparable de su grupo familiar y habla orgullosamente del excelente maíz que producen, de la hospitalidad que brindan a sus amigos y extraños, del hecho de que ninguno de sus miembros sea perezoso o que haya falta de voluntad para sembrar la milpa, de su vecindad, del clima y del suelo. Su principal adhesión es la que siente hacia su familia.
5. Tenencia de la tierra y
producción
Las tierras en poder de los chortís son pocas
y, la mayor parte, áridas. En lugares como El Quebracho, Llanitillos, Sesesmil
Primero Primero y Segundo, Agua Caliente, El Triunfo, El Chispal, Las Delicias,
El Porvenir Primero y Segundo, Santa Rosita, Los Arcos, Buena Vista, Virginia,
El Cordoncillo y El Salitrón, departamento de Copán, los campesinos con
tradición chortí se dedican principalmente a la producción de café. En 1991,
por la baja en los precios del café, en algunas de las regiones no se cosechó y
varias comunidades tuvieron problemas de abastecimiento, sobre todo las más
alejadas. En otras zonas del mismo departamento como el Ostumán, el Carrizalón,
Hacienda Grande, El Chilar, San Antonio de Tapesco, Monte de Negros y
Estanzuelas, la gente se dedica al cultivo de granos básicos: maíz, frijoles y
maicillo.
Para los campesinos con tradición chortí la
tierra es lo más valioso que poseen. La utilizan como medida de la riqueza
individual y familiar. El rancho es la única posesión que el indígena mejora y
embellece. Juzga la riqueza y la posición de sus vecinos con base en la
extensión de tierra que poseen, en la productividad, el número y las
dimensiones de casas construidas, los árboles frutales y el grado de belleza
del lugar.
6. El ciclo del trabajo de la tierra
Para estas comunidades, el año social, religioso
y económico se inicia con la estación de las lluvias, por lo general, a finales
de abril o a principios de mayo. Mayo es considerado como el comienzo de la
estación de las lluvias que, para los campesinos contradicción chortí, es lo
más importante. Antes de esa fecha, durante varios meses, no se siembra casi
nada; la vida social se reduce considerablemente y se viaja a las fincas de
café para colocarse como cortadores. A lo largo de esos meses, muchas familias
viven precariamente de los restos de la última cosecha de maíz. Conservada en
sus graneros (los que tienen), y de algunos tallos, hojas y frutas. Con
frecuencia, las familias más pobres terminan de dar cuenta de su maíz en
febrero; de allí en adelante subsisten en base a frutas: mangos, pacayas, jocotes
(ciruelas) y plátanos, hasta que las primeras lluvias hacen brotar legumbres y
frutas silvestres en abundancia. Alrededor de dos meses después, se produce la
primera y, por largo tiempo esperada, cosecha de maíz.
En los meses de octubre y noviembre, los
campesinos con tradición chortí cosechan frijoles y, en muchas parcelas, tienen
cultivos de maicillo, que permanecen verdes. Los campos y huertos quedan
despejados de vegetación silvestre a principios de abril. A diferencia de los
campos sembrados de café, que cubren el mayor porcentaje de las tierras
disponibles, en las demás parcelas la vegetación se seca. La maleza segada se
amontona en pequeñas pilas para que se seque; a mediados del mes, la queman y
sus cenizas son dejadas para que sirvan de abono para la próxima siembra.
Algunos campesinos son conscientes de la importancia del abono orgánico.